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Esta boda fue el equilibrio perfecto entre fuerza y romanticismo, reflejando la esencia rebelde y apasionada de la pareja.

Él, un amante del rock; ella, enamorada de la decoración floral en tonos rojos y rosas. Fusionamos ambos estilos para crear una celebración con carácter, donde cada detalle contaba su propia historia.

El seating plan cobró vida con discos de vinilo personalizados con sus canciones favoritas, un homenaje a la música que los une. Como broche final, una icónica cabina de teléfono invitaba a los asistentes a dejar mensajes de voz, creando recuerdos imborrables que perdurarán en el tiempo.

Las estructuras en tonos crema contrastaban con la intensidad de las flores, aportando un toque sofisticado a una boda llena de energía, amor y puro rock & roll.